19 noviembre 2006

La anquilosada iglesia católica - Marzo 2005

Por Dios y nunca mejor dicho, ¿cómo puede la iglesia católica temer por el “incipiente” laicismo de la sociedad española?

¿Cómo puede ver en el laicismo el origen de la restricción de la libertad religiosa?

Explíquenme, por favor, ¿cómo es posible que si yo no doy importancia a la religión, o mejor dicho, le doy tal importancia que no obligo a nadie a adherirse a ninguna en concreto y que sea la persona la que elija libremente, implique que estoy limitando la libertad religiosa?

No, no puede ser, a no ser que teman y sepan que su religión cojea.

Sufran el crecimiento de otras religiones en España como una derrota que hay que evitar. Como si viviéramos en la Edad Media, época de la que la iglesia no ha salido, época en la que la iglesia desearía que siguiéramos viviendo.

No recuerdo yo a Jesús diciendo “matarás a tu prójimo si sus creencias no son las mías...”, pero la iglesia católica lo ha hecho. Física y literalmente durante siglos, psíquica y disimuladamente ahora, condenando a miles y millones de personas a morir por practicar el amor con riesgo o a sentirse sucios y condenados por Dios por realizarlo seguro.

¿No era Jesucristo el que promulgaba el amor entre las personas? ¿Y cuando el sexo consentido por ambos participantes es motivo de dolor y no de amor mutuo y de felicidad y paz con uno mismo, como de hecho lo es?

¿Cómo pueden ellos interferir en la vida política de un estado, abroncándolo por nimiedades como el uso de los preservativos, las políticas sociales “revolucionarias” o el aborto, y seguir acumulando, amasando y gozando de unas riquezas robadas durante siglos, en lugar de ayudar, dar y compartir, trabajar por la igualdad y alejarse de la rica y devastadora, opresora y elitista derecha?

¿Acaso no promulgó Cristo lo contrario. Acaso no se unió al desfavorecido. Acaso no se alejó de la riqueza y fue condenado por los poderosos y ricos de entonces?

Y finalmente, ¿en qué lugar dejan al resto de religiones, para mí igual de válidas si su propósito es hacer el bien para con los demás?

Si la iglesia católica está perdiendo el partido es por su culpa. Por su planteamiento desfasado y contrario a la preocupación social. Por su alejamiento de los fieles, que son al fin y al cabo cualquier ciudadano medio de este y muchos otros países, la mayoría laicos, gracias a Dios.