19 noviembre 2006

Los nuevos faraones - Seria Septiembre 2004

Los faraones esperaban alcanzar una vida mejor en el “más allá”. Esperaban ser recordados. Esperaban hacer obras que siempre estuvieran ahí.
Los faraones, pese al sufrimiento de su pueblo y, sobre todo de los pueblos esclavizados, lo consiguieron.

Pero la época de los faraones finalizó...

O tal vez no. Durante toda la historia nuevos faraones de nuevos países han ido surgiendo para, por encima de su pueblo, pensar en su gloria.
Estos faraones no han dudado en usar guerras, en usar el hambre y la miseria, en usar la explotación para que se efigie durara para siempre... y con ella su recuerdo.

¿Quién no recuerda a Napoleón, a Hitler, o a Stalin?

Hoy las cosas han cambiado y nuestros faraones no nos matan de hambre o nos llevan masivamente a guerras. En su lugar se olvidan de nosotros y reclaman nuestro voto cada 4 años. Nos mandan al paro, a la fila de espera de los hospitales, a la mediocridad en la formación y cultura, nos dan pan y circo y se ríen de nosotros.

Hoy, nuestros faraones, nuestros políticos, gustan de hacer grandes obras:
Desde la Plaza del Pilar de Zaragoza, tan poco querida y gustada en su día por multitud de aragoneses, hasta el trasvase del Ebro. Pero no nos olvidemos de obras como el “museo de las Artes y las Ciencias” de Valencia, ciudad ésta prolífica en la construcción de “pirámides”, como el “Oceanográfico”, o la Copa América; obras y eventos que priman el momento, la inauguración, la propaganda, pero que luego olvidan su cuidado y mantenimiento, siendo los ciudadanos que las financiaron los máximos perjudicados por no poder disfrutarlos por completo.

Esperemos que las grandes obras vayan pasando a la memoria de la gente y las pequeñas y cercanas obras llenen nuestro día a día, pues al fin y al cabo es con lo que casi todos los ciudadanos nos toca quedarnos.