19 noviembre 2006

11-M: La guerra por la paz - Elecciones 2004

Desde este pequeño rincón del mundo, todavía pensando el porqué, y desgraciadamente, obteniendo muchas respuestas, lo único que se me ocurre es protestar en silencio. Un silencio que es un grito ensordecedor, mayor que el ruido de cualquier bomba.

Uno se pregunta por qué a gente honrada, trabajadora, inmigrantes y estudiantes. Gente inocente y gente muy culpable.

Sí, yo también soy culpable de este atroz atentado. Yo no he forzado lo suficiente a este gobierno a que acabe con ETA. No protesté lo suficiente para que el señor Aznar no empezara otra guerra, la guerra contra el Islam.

Ahora estamos en guerra con los nacionalismos radicales. Los nacionalismos que no son democráticos, pues usan la fuerza de las armas para imponer sus ideas. Porque el resto de partidos son tan democráticos o más que el propio PP (cuyos dirigentes se negaron a votar la constitución, a diferencia de los que ellos ahora llama radicales)

Y estamos en guerra contra el Islam. No ya solo con intervenciones "económicas" en países islámicos, denominándolas de ayuda humanitaria. ¿Qué pensarían ellos si hace 40 años los EEUU nos hubiera bombardeado para derrocar a Franco? Seguro que no lo verían muy humanitario.

Estamos en guerra contra el Islam, también por medidas internas (como la ley de extranjería), o por ocurrencias inimaginables en alguien que dirige un país (o una región: "Yo gobierno para los madrileños" (Esperanza Aguirre. Presidenta de la comunidad de Madrid))

Lloremos hoy nuestras pérdidas. Las pérdidas humanas. De españoles y de extranjeros. Pero preparémonos para la guerra. Pero nuestra guerra no es contra el pueblo vasco o contra el Islam. Es contra nuestro propio gobierno, el gobierno del PP, el gobierno que en 8 años no ha acabado con ETA. Que en 8 años nos ha separado de Europa. Que en 8 años nos ha enfrentado con el Islam (Afganistan, Irak, Marruecos, ley de extranjería, etc) y que en 8 años nos ha tratado como idiotas, manipulándonos con información falsa, tratándonos como peones para sus logros, con un trato degradante, olvidándose de las victimas, la gente llana, la gente del pueblo.